Muy lejos en el fondo de un
mar
o en la cima de un árbol ya grita
la voz extrañamente
plateada que día a día nos golpea
Yo la oigo cuando no quiero
siempre nunca pienso en ella
pero me inclina y me arrastra
hacia mí.
Surge rauda de una mente
cruza cien años luz de soledad
y al fin resuena y se deja oír
en los oídos de alguien si están limpios.
Yo la oigo cuando no quiero
siempre nunca pienso en ella
pero me inclina y me arrastra
hacia mí.
Creyéndome creí
ver en ella la verdad
yo me equivoqué
y sufro.
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